El 7 de julio, el P. Pro desembarcó en Veracruz, y tuvo todas las facilidades para el ingreso en el país. Ni la aduana le abrió las valijas, ni el revisor de pasaportes pareció fijarse que el P. Pro aparecía como sacerdote.

Tomó el tren nocturno hacia la capital.

El 8 de julio se presenta ante el P. Provincial Luis Vega. Una hora más tarde se encuentra ya en la casa de Enrico Martínez para iniciar sus ministerios, en donde actualmente está la Parroquia de Guadalupe Reyna de la Paz.

Por la tarde  visita a su familia que vivía en la calle de Orizaba. Se entera que su hermano Humberto de 24 años se hallaba en la cárcel por su trabajo apostólico en la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa.

Los pensamientos del P. pro sobre los acontecimientos en México saltan en frases como:

“… la iglesia de México está hoy entregada a sus enemigos, burlada, abofeteada, despreciada”