En ese tiempo soporta como muchos jóvenes de su edad las crisis de noviazgos y mal carácter, y después de unos Ejercicios Espirituales, siente el acicate de la vocación religiosa. 

Madura lentamente su decisión con altibajos de fervor y tibieza ayudado por la Madre Julia Navarrete y por el Padre Alberto Mir, S.J. 

Siguiendo el ejemplo de sus dos hermanas mayores, ya religiosas, decide ingresar al Noviciado de la Compañía de Jesús en El Llano, Mich, el 10 de agosto de 1911 a la edad de 20 años.

El joven Miguel expresaba su emoción al sentir el llamado de Dios: “Mi vocación es cierta!¡Seré religioso a pesar de todos los obstáculos! ¡Hablaré con mi confesor y pediré mi admisión a la Compañía de Jesús!”