Terminando sus estudios de Filosofía en España, llega a Granada, Nicaragua para sus 2 años de magisterio, “los años más difíciles” en palabras del mismo Hno. Pro.
Llegó al Colegio Centro América del Sagrado Corazón, el cual estaba a media construcción. No tenia enladrillado, y los salones y oficinas tenían piso de tierra. La maleza tropical llegaba a las paredes y alimañas grandes y pequeñas se mostraban continuamente, algunas veces eran alacranes, otras víboras o mosquitos diminutos que estaban por todos lados, esto, aparte del extremo calor tropical.
Tuvo a su cargo a los más pequeños y la vigilancia de los externos y semi-internos. A la una de la tarde, bajo pleno sol se le veía jugando y saltando con los niños para distraer a los que notaba tristes.
A veces, se retiraba discretamente a su cuarto, para sufrir en soledad los dolores de estómago que no lo dejaban, y después regresaba animoso y alegre.
Según el Hno. Pulido: “aparte de muchos trabajos y padecimientos el Hno. Pro tuvo que cargar con ingratitudes, falsas acusaciones, penas mortales, contrariedades de todas clases, y sin embargo conservó la alegría…”