El Padre Pro comenzó a asistir espiritualmente a las Religiosas del Buen Pastor. También le fue encomendada la Parroquia de la Sagrada Familia, sustituyendo al P. Fernando O.
México amaneció en la total orfandad. En los templos no se oficiaba. Los sagrarios aparecían vacíos y con las puertecillas abiertas. Las velas tenían moños de luto.
Esa sensación de angustia y soledad, contribuyó en los primeros días, al boicot contra la Ley Calles, aunque su firmeza duró poco menos de tres meses.
El P. Pro, por su parte, ideó las Estaciones Eucarísticas, que eran casas convenidas para dar el sacramento. De inicio eran 300. Y después hasta 1,300. Todo entre carreras, escondidas, contraseñas y peligros de cárcel y muerte.
El P. Pro habla un poco de su carga de trabajo: “A mi propia parroquia de Enrico Martínez, tuve que añadir la de la Sagrada Familia, así… como quien dice ¿no puedes torear un borrego?, pues ahí te va ese miura…”