En auto custodiado fueron llevados a la Inspección y les tomaron las primeras declaraciones de rigor. Eran alrededor de las 5 am. Basáil, les muestra el auto Essex a lo que Humberto dice: “Nosotros no tenemos nada que ver en ese asunto” 

Son encerrados en el sótano. Encierran a Roberto con el Padre Pro y a Humberto con la Sra. Montes de Oca. Los sótanos eran fríos, mal ventilados, nunca entraba el sol. 

Gastaba el día en orar, cantar y rezar el rosario con Roberto. Después se les unieron los demás presos. Hacían ejercicios gimnásticos para aminorar el frio y repartía sus alimentos con los presos que no tenían. 

Durante los 4 días de cautiverio no perdió la confianza en Dios. En las paredes escribía: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!

De esos días en prisión el P. Pro escribiría: “La noche… La noche la pasamos en el patio, al cielo raso, pues en la orden de prisión venía este inciso: Procúrese fastidiar a los aprehendidos. Y vaya si lo cumplieron”