El Sr. Emilio Labougle, ministro entonces de Argentina en México, quien conoció al Padre Pro en casa del Sr. Roberto Núñez, intervino ante Calles para salvar a los Pro. Al parecer el 21 de noviembre Calles había dado su palabra de honor de que serían desterrados, pero no fusilados. El 22 de noviembre circulaba el rumor por la Inspección de Policía.

Pero el 23 de noviembre, al ser fusilado el padre Pro, la noticia llega a oídos del señor Emilio Labougle, quien se presenta ante Calles, alegando el incumplimiento de su promesa. Calles se justifica con conveniencias políticas, pero sabiendo que el Padre Pro había muerto, dice “veamos si queda alguno vivo”. Telefonea a la inspección y el General Cruz le dice que el siguiente es Roberto. Calles ordena no hacerlo sino mandarlo al destierro.