El P. Pro llega a Lourdes a las 8.45 de la mañana. A las 9 am estaba celebrando misa en la santa Gruta y estuvo hasta las 4:50pm, para tomar el tren de regreso. 

De esa visita a Lourdes, sacó las fuerzas para su  próximo proceder pues en adelante sin atenciones especiales o médicas, va y viene, trabaja y ora, de desvela, asiste a los pobres, confiesa horas enteras y todo a veces sin tomar alimento.  

“Lo que ahí se siente no es para escribir, ha sido uno de los días más felices…A las 9 dije la misa…pasé una hora en la gruta, lloré como un chiquillo. Por demás está decir lo que sintió mi pobre alma. Ahora voy a regresar con el alma llena de  consuelo”

El P. Pro recuerda con amor y esperanza lo vivido en Lourdes:

“Y sin embargo, allí estuve. Porque para mí, ir a Lourdes era encontrar a mi Madre del cielo, hablarle, pedirle; y yo la encontré y le hable y le pedí…”